Con el invierno a la vuelta de la esquina es un buen momento para acercarnos a uno de los libros más entrañables de nuestra infancia: Frederick, de Leo Lionni (Ámsterdam 1910- Siena 1999).
Frederick es un ratón de campo, de aire melancólico, que permanece aislado y pensativo sentado sobre una roca mientras sus compañeros buscan provisiones para el largo invierno. Todos le preguntan qué está haciendo, y él les responde que lo que él recoge para el invierno son colores, rayos de sol, palabras …
Cuando el largo y frío invierno deja a los ratones sin provisiones, todos acuden a Frederick para que comparta con ellos lo que él ha recogido. Entonces, Frederick les ofrece un poema que alimenta sus espíritus y les brinda un poco de calor.
“Cerrad los ojos”, dijo Frederick, “ahora os envío los rayos de sol”
“Cerrad los ojos, otra vez”, dijo Frederick. Y cuando les habló de las azules pervincas, de las rojas amapolas en los trigales amarillos, y del verde de las hojas de los arbustos, vieron tan claramente los colores como si los tuviesen pintados en su imaginación.
“¿Y las palabras, Frederick?”
Frederick se aclaró la voz y … cuando terminó, todos le aplaudieron.
“Pero, Frederick”, dijeron, “¡Tú eres un poeta!”
Lo que la historia de Frederik recuerda a los lectores es la necesidad de alimentarse de otras cosas que no sean tan solo las cosas materiales. Y es ahí donde encontramos el valor de la poesía. ¡Y de la lectura!!!!
Para disfrutar de esta preciosa historia, podéis acudir a la Biblioteca del cole donde encontraréis el libro. Y también podéis ver este vídeo que narra la historia de Frederick.
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